Octubre es un gran mes, no porque sea el mes de las lunas
más bonitas o porque sea el mes del otoño y espante al abrasivo calor del
desierto norteño, mucho menos porque sea mi cumpleaños, Octubre es un gran mes
porque a finales del mismo se da una de las celebraciones más pintorescas, más
“paganas” y estigmatizadas de todas: Halloween. No entraremos en detalles de
defender o atacar dicha celebración como lo hacían en las escuelas privadas
católicas a mediados de los 90’s, ni caer en un falso sentimiento nacionalista
respecto a dicha celebración, lo que sí es que hablaremos de una película que
en su momento fue vituperada, considerada un fracaso total y una pobre secuela
para la serie de películas de Halloween. Hablamos de la tercer entrega de la
saga: Halloween III: Season of the Witch o como lo pusieron en nuestro país: Halloween
III: El Imperio de las Brujas.
Season of the Witch vio la luz en el ya lejano año de 1982, cuando las películas slasher estaban en su punto más alto y cuando las franquicias se empezaban a formar. En esta edición los productores y John Carpenter, el creador, decidieron alejarse totalmente de Michael Myers y su senda de destrucción, e intentaron incursionar en el terror de ciencia ficción. No contamos con el poder sobrehumano de Michael, pero sí con androides poderosos muy al estilo de Dragon Ball que son capaces de aplastar una cabeza humana como si de estrellar un huevo se tratara. Estos entes artificiales son propiedad de la diabólica Silver Shamrock que busca posicionar su producto en el mercado y así obligar a los papás a comprarles las horripilantes máscaras de silicón a sus hijitos con la oscura intención de activar un chip que les freiría el cerebro la noche del 31 de octubre (ya sabemos de dónde salió la idea de meterles vidrios y navajas a los dulces el 31 para acabar con los niños puros y tiernos según la iglesia católica y los padres de familia histéricos de los 80’s y 90’s) para de esa forma llevar a cabo un ritual de sangre.
Un doctor alcohólico y una inocente chica de unos 20 años son lo único que se interpone entre Silver Shamrock y el control mundial. Una pieza musical bastante agobiante, muertes muy gráficas y un tanto imaginativas y una primicia de sangre y destrucción, con un objetivo muy claro, y un final nada alentador que augura aún más muerte y destrucción que la típica película slasher hacen resaltar la película del resto de la serie de Halloween.
En su momento fue un rotundo fracaso, pero se ha vuelto en
una película de culto. Esta película pretendía ser la primera de una serie de
películas de antología de terror con temas diversos y sin la aparición de
Michael Myers como el antagonista principal. Esta producción fue concebida, y vio la luz por lo menos
unos 20 años antes. De haberse estrenado en otra época, bajo otras circunstancias
diferentes, hubiera sido un éxito instantáneo. Muchos consideran que es una
película infravalorada y tienen razón. Con la mano en la cintura me atrevo a
decir que dentro del universo de Halloween está solo por debajo de la primera
parte. En este mes del terror, y con tantos títulos por explorar, Season of the
Witch es una muy buena opción… No olviden su máscara Silver Shamrock.
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