Hoy se cumplen 25 años del heroico sacrificio de Russel Casse que salvó a la raza humana, al mundo entero y le dio una oportunidad de contraatacar en una guerra interplanetaria. Este año se celebran 25 años del estreno de Día De La Independencia, uno de los clásicos de la ciencia ficción que cubre todas las aristas posibles: Un cast variopinto, historias personales entrañables, dolorosas y con las cuales se puede identificar el espectador, escenas de acción con efectos especiales que fueron la punta de lanza en su época, y por lo tanto parteaguas en la historia de la cinematografía mundial. Estrenada a finales de los 90’s con la siniestra amenaza del Y2K acechando en las sombras, la historia nos muestra los inicios de una invasión alienígena y cómo la especie que se consideraba dominante, es barrida casi al punto de extinción de no haber sido por las ideas de un experto en tecnología ambientalista llamado David Levinson (interpretado por Jeff Goldblum, conocido para los veteranos por sus apariciones en Jurassic Park y La Mosca, conocido para los más jóvenes por interpretar a Grandmaster en Thor: Ragnarok) y la pericia del capitán Steven Hiller, interpretado por El Príncipe del Rap, Will Smith el cual estaba despuntando en su carrera cinematográfica y habría de convertirse en un ícono de la cinematografía mundial, quien soñaba con volar al espacio. Juntos habrían de embarcarse en una misión suicida que no garantizaba nada más que la posible muerte y destrucción de la humanidad.
Sus esfuerzos habrían sido en vano de no ser por las
acciones desinteresadas de un viejo piloto alcohólico que sufrió una abducción
que cambió su vida. Criticado, humillado, burlado por todos aquellos que
conocía, Casse ,interpretado por Randy Quaid, se sacrifica para destruir una de las naves madre, y conseguir
una victoria para la fuerza aérea norteamericana. Mediante telégrafo (algo impensado
en esta era de tantos avances tecnológicos que vivimos), se logra mandar el
mensaje al resto del mundo, y los ejércitos alrededor del globo descubren la
forma de acabar con esos babosos insectoides alienígenas invasores.
Dirigida por Roland Emmerich, con pequeños guiños a clásicos del cine mundial, y del género, la cinta es en sí misma un sube y baja de emociones durante las casi dos horas y media de duración. Con escenas de acción épicas, batallas en el aire, Emmerich logra retratar las diferencias existentes en la raza humana así como su resiliencia y cómo nuestros instintos animales nos llevarían a dejar de lado las diferencias ideológicas, políticas, religiosas, étnicas si de la supervivencia de la especie se tratara.
Si bien, y como sucede con todas las películas del género, tiene
sus fallos, sus críticas y detractores, no podemos dejar de reconocer que este
film trascendió a su época y si bien fue víctima de cierto nivel de censura y
escarnio en algunas partes del mundo, en algunos mercados globales, es de las
primeras películas que habla sobre un desastre de proporciones épicas a finales
del milenio pasado. Hay una lección muy importante que nos deja esta película,
que más allá de los discursos bonitos, patrióticos y politiqueros, las
minorías, los nerds y los borrachos salvarán al mundo. Feliz 4 de Julio, y
gracias de nuevo, Russel Casse.
Comments
Post a Comment