Todos los que son detractores de Zack Snyder de una u otra forma
han llegado a pensar que el universo cinematográfico de DC estaba en coma, con
un paso y medio en la tumba sino es por ciertas películas que llegaron en el
momento oportuno, algunas con un argumento menos siniestro, menos oscuro y con
una paleta de colores más brillantes… y luego está Sean Gunn; el afamado
director que le dio vida a Guardianes De La Galaxia y que, de manera un tanto
extraña para los que no son versados en las redes sociales, se vio envuelto en
un controversial torbellino de reclamos por ciertos tuits de origen bastante venenoso
que provocaron su eventual despido de Marvel Studios.
Como un salvavidas, no sabemos para quién, llegó la oferta
de Warner Bros de dirigir la secuela de Escuadrón Suicida. Sean Gunn realizó un
trabajo excepcional, le imprimió ese sello particular, ese humor exagerado en
ocasiones que, mezclado con esa abundante explosión de tripas y salpicaduras de
sangre, nos hace recordar a Deadpool el afamado mercenario bocón de la casa de
las ideas cuya película hizo ver a los grandes productores y directores del
género que se pueden realizar filmes exitosos con escenas bastante gráficas y
lenguaje nada familiar. La película fue bien recibida por la crítica y nos
presentó a personajes entrañables que se unieron a Harley Quinn y Rick Flag,
sobrevivientes del filme anterior (no contamos al Capitán Boomerang porque se
lo despachan en los primeros quince minutos de la historia) Polka Dot Man y su triste
infancia y adolescencia como rata de laboratorio junto con Rat Catcher II y su trágica
historia, King Shark y su falta de entendimiento del mundo y su aparente falta
de neuronas al lado de un implacable Bloodsport que se la pasa discutiendo con Peacemaker,
un personaje que a primera vista nos parece un hijo de puta de lo peor y que rompe la armonía
del equipo y quien, en apariencia, colgó los tenis al final… sólo para atestiguar
cómo es que milagrosamente se salva y es asignado a un grupo secreto donde
habrá de buscar su redención, y es que James Gunn llegó a comentar que la
actuación de John Cena el reconocido "bultazo", super estrella de la WWE lo
cautivó de tal manera que se dio cuenta que había mucho dolor detrás de la
mirada de Peacemaker lo que lo llevó a escribir la historia de la serie de
televisión sólo por diversión antes de que tan siquiera se le ofreciera el
hacer un spin- off del Escuadrón Suicida.
La serie es una muy grata sorpresa, un hito contundente e
inesperado para la gran mayoría. Los personajes de apoyo que buscan mantener a Peacemaker
bajo control durante este viaje de redención que ha emprendido, cuyas historias
personales son igual de interesantes y/o hasta trágicas como la de él, los topos
sembrados en el grupo que bien podrían traicionar a los operativos del Proyecto
Mariposa, el humor de James Gunn, la existencia de Eagley y una secuencia
inicial tan ridícula e inesperada que se lleva una nota sobresaliente hacen que
el espectador espere con ansias el estreno de cada uno de los cinco episodios
restantes (HBOMAX liberó tres el día del estreno) de manera semanal con la
espera de que el desarrollo del personaje principal, el combatir sus demonios
internos, las tragedias personales que lo han marcado de manera tan dolorosa y profunda
tarde o temprano puedan ser exorcisados, erradicados y veamos al superhéroe que
Peacemaker cree ser… aunque viendo el trabajo realizado hasta este momento por
James Gunn, no llegará a pasar o por lo menos no se dará de forma tan sencilla,
lo que sí es garantía es de que este viaje de redención que el espectador
atestigua semana a semana será bastante accidentado con sus dosis necesarias de cascos ridículos, drama, violencia, sangre y humor que se disfrutan de principio a fin, acompañadas de una banda sonora que ambienta la serie a la perfección. Si aún no
han visto los primeros episodios corran a verlos. Por lo pronto aquí dejamos una
probadita.
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